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Archive for the ‘Cosas de Trilicienta!!’ Category

Debemos estar preparados para trabajar en colaboración con la tecnología, aprovechando sus beneficios

No digo nada nuevo al decir que ser enfermera supone tener una profesión ligada a la humanización, el cuidado y la empatía hacia los pacientes. Sin embargo, tampoco digo nada nuevo cuando digo que nuestra profesión siempre ha sido una profesión de progreso y adaptación a los cambios. Precisamente esos en los que nos encontramos metidas en los últimos años. Escribo este post, tras muchos meses de abandono en mi blog, porque creo que con la llegada de la Inteligencia Artificial (IA) nos enfrentamos a nuevos retos que requieren reflexión y adaptación.

La IA ha revolucionado muchos aspectos de la atención sanitaria, desde el diagnóstico hasta el tratamiento. En enfermería, las tecnologías inteligentes pueden agilizar los flujos de trabajo, optimizar la gestión de datos y mejorar la precisión en la toma de decisiones clínicas, entre otras muchas cosas. Sin embargo, este avance tecnológico también plantea interrogantes sobre cómo preservar la esencia humanística de nuestra profesión.

Uno de los mayores retos es encontrar el equilibrio entre la eficiencia impulsada por la IA y la atención centrada en el paciente. No dudo de que las máquinas pueden realizar tareas rutinarias y análisis de datos de manera rápida y precisa, pero para mí la verdadera esencia del cuidado de enfermería radica en la conexión humana, el apoyo emocional y la empatía.

La humanización en la enfermería implica reconocer las necesidades emocionales y psicológicas de los pacientes, así como brindarles un entorno de atención que fomente la confianza y el bienestar. En este sentido, la IA puede ser una herramienta complementaria, pero nunca conseguirá reemplazar la presencia y el tacto humano.

Dicho esto creo que es fundamental que los profesionales de enfermería nos adaptemos a los avances tecnológicos sin perder de vista los valores fundamentales de la profesión. La IA puede liberarnos de tareas administrativas para que podamos dedicar más tiempo a la interacción directa con los pacientes. Sin embargo, también debemos ser conscientes de los posibles sesgos algorítmicos y garantizar que la IA se utilice de manera ética y responsable.

Considero que todo esto es tan nuevo que la implementación de la IA en nuestra profesión requiere una actualización constante de habilidades y un enfoque centrado en la formación continuada. Debemos estar preparados para trabajar en colaboración con la tecnología, aprovechando sus beneficios pero sin perder de vista nuestros valores, principios éticos y morales y manteniéndonos fieles a ellos.

En conclusión, la llegada de la Inteligencia Artificial presenta desafíos muy significativos para las enfermeras, pero también ofrece oportunidades para mejorar la calidad y la eficiencia de la atención. Para garantizar una transición exitosa hacia la era digital, es crucial que abordemos estos retos con sensibilidad, ética y un compromiso inquebrantable con la humanización de los cuidados de enfermería.

Podemos aprovechar el poder de la tecnología para fortalecer nuestra profesión y brindar unos cuidados de calidad y centrados en el paciente en el mundo digital de hoy.

Como nota curiosa contaros que la imagen que acompaña este post, por supuesto, esta generada por IA y ha sido muy interesante el proceso y las imágenes que iba obteniendo… darían para unas risas en una tarde de esas de compañeras, pero también darían para reflexionar. Alguna de las que llegué a obtener eran muy curiosas y quien sabe si el día de mañana no nos tocará a las enfermeras cuidar hasta de los robots… vivir para ver que diría mi abuela. Ahí lo dejo.

Un viaje más hacia el futuro de la enfermería!

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Llevamos más de un año peleando, metidos en esta lucha y parece que, poco a poco, le vamos tomado la delantera al virus. Me gustaría tener la esperanza de que en unos meses sus efectos dejen de condicionar nuestras vidas. Es cierto que, en la medida de lo posible, vacunamos a buen ritmo y que hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Pero también lo es que aún nos queda mucho trabajo por hacer y que las actuales circunstancias siguen generando miedo e inquietud.

Ahora toca la cepa India y nuestra cabeza no puede evitar generar un montón de dudas, preguntas, sospechas, miedos, preocupaciones… Pero aquí, seguimos a lo nuestro: que si “el estado de alarma”, que si los “cierres perimetrales”, que si los “confinamientos”, que si las “fiestas ilegales”, que si las «elecciones» que si las “celebraciones de eventos varios”… Y mientras los hospitales y las UCIs por encima de sus capacidades, con sus profesionales muy cansados y desanimados por la presión asistencial y psicológica que se prolonga ya demasiado en el tiempo.

A estas alturas, tras más de un año de pérdidas y sufrimientos ¿No hemos entendido nada? ¿A qué estamos jugando?

Entiendo que estamos muy cansados por la situación que nos ha tocado vivir y que a todos nos ha afectado en mayor o menor medida, pero me cuesta creer que seamos tan necios.

Yo me pregunto: Dónde queda el deber de protegernos a nosotros mismos y a los demás??

Es cierto que no nos queda otro remedio que aprender a convivir con el virus pero también lo es que todos aquellos que nos han dejado en este año ya no van a tener esa oportunidad, ni ellos ni sus familias podrán recuperar lo perdido.

Si a día de hoy me preguntáis si tengo miedo al virus os contestaré con un rotundo , por supuesto que sí le tengo miedo a este virus. Estamos vacunando a muy buen ritmo pero no podemos olvidarnos que aún estamos empezando. La mayoría de mis seres queridos están sin vacunar y esa situación es la misma en la mayoría de las familias españolas. Yo no sé vosotros pero yo no estoy, ni de lejos, preparada para perder a mis seres queridos.

Cómo no tenerle miedo!! Llevamos un año viendo de lo que es capaz, hemos sufrido pérdidas a todos los niveles imaginables, estamos luchando a diario con las secuelas que nos ha dejado, el mundo se ha vuelto del revés sin apenas darnos cuenta…

A veces me puede el desaliento… Pero aún así quiero pensar, y estoy convencida de ello, que en unos meses el virus lo tendrá más difícil.

Es el momento de no confiarse. Ahora lo que toca es seguir alerta y No correr riesgos innecesarios.

Protégete y protege a los demás!!

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Esta va a ser la primera, última y única entrada en mi blog de este año… El año que se detuvo el tiempo. Un año que, por mi parte, di por perdido allá por el mes de abril. Y, no me malinterpretéis, digo por perdido en el sentido de que ya por entonces me di cuenta de que este no iba a ser un año típico de mi vida: Trabajar con normalidad, reunirme con mis compañeros y amigos en algún que otro Congreso o Jornada profesional, visitar a la familia cuando quisiera, hacer ese gran viaje con mi pareja que nos da la vida a ambos y que ya se ha convertido en nuestra luna de miel anual… En fin, lo que viene siendo un año más!

Ni yo ni nadie contaba con la pandemia, está maldita pandemia que a todos nos ha afectado y cambiado la vida. A mí, como seguramente a la mayoría de todos nosotros, también me gustaría borrar este año de mi vida, resetear, volver a la casilla de salida y comenzar de nuevo. Pero honestamente cuando me paro a pensar y reflexiono sobre todo lo ocurrido en este año, me doy cuenta de que yo no sería la misma sin todo lo vivido y lo que las circunstancias me han enseñado. Aunque, una vez más en mi vida, creo que he vuelto a pagar un precio demasiado alto por las enseñanzas recibidas este año. Este año en el que hemos trabajado y seguimos trabajando, pensando que cada día es un día más y que ya queda un día menos. Hemos luchado contra la angustia y la impotencia de lo que no somos capaces de comprender. Hemos enfermado y conseguido recuperarnos, aunque muchas de nosotras a día de hoy, todavía seguimos afrontando las secuelas. Hemos visto cómo la vida puede irse en un momento y cómo podemos llegar a echar de menos a personas que ni siquiera conocíamos.
Hemos perdido a seres queridos que de ninguna manera tocaba ni era su momento: Familiares… amigos… compañeros… de los que ni siquiera nos pudimos despedir. “Que la tierra les sea leve. DEP”

Pues bien, en este año, NUNCA pretendimos ni deseamos ser héroes. Al contrario, si algo nos ha enseñado este año, ha sido lo importante que es reconocer y enfrentarnos a nuestros miedos, pararnos firmemente sobre nuestros pies y tratar de ser valientes viendo que los problemas de los demás, sus sufrimientos y frustraciones, eran en todo tan reales como los nuestros propios… y a menudo mucho peores.

En este año, hemos aprendido a trabajar de una forma completamente distinta, adaptándonos en tiempo record a las condiciones y necesidades de cada momento.
Hemos llorado más que reído y, por supuesto, también nos hemos equivocado y cometido errores.
Hemos aprendido a sonreír con la mirada y a abrazar con el corazón.
En definitiva, hemos dado lo mejor de nosotras y seguiremos haciéndolo a pesar de las circunstancias y adversidades. Porque compañeras: “Somos enfermeras y no se espera menos de nosotras!!”

Para todas vosotras. Compañeras. Amigas: Mis deseos de que todo cambie… pase… se quede atrás para siempre y nos ayude a mejorar, porque se lo debemos a los que ya no están y porque nos lo merecemos. Mi reconocimiento, mi ánimo, mi cariño y mis mejores deseos para TODAS.

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team-2309036_1920“Una persona que tenga una meta muy clara conseguirá avanzar incluso en las condiciones más difíciles. Una persona que no tenga ninguna meta no conseguirá avanzar ni siquiera en las condiciones más favorables”

Motivación: Proceso dinámico que activa los esfuerzos de las personas para cumplir con una meta, determinando la intensidad y persistencia de la acción destinada a ese fin. Cuanto más motivada esté la persona, mayor será el esfuerzo y tenacidad por lograr su objetivo. Estar motivado implica reconocer en la actividad que uno realiza aquellos elementos que dan satisfacción personal y profesional, e ir por ellos.

Desmotivación: La desmotivación, tal como se infiere del término, es el polo opuesto a la motivación. En la desmotivación van implícitos elementos como la desesperanza, la ausencia de entusiasmo y de voluntad para llevar a cabo cualquier tipo de acción. Las causas por las que aparece la desmotivación pueden ser de muy diversa índole. La desmotivación laboral, dado lo anterior, consiste en un desinterés generalizado por desarrollar las actividades y funciones del cargo, una pérdida del entusiasmo original por alcanzar metas y una disminución de la energía con la que trabajamos.

“Nos han enseñado a celebrar los éxitos y, a veces hasta a aprender de los errores, pero nadie nos ha enseñado a disfrutar del camino”

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Imagen1A estas alturas creo que no cabe duda de que Internet y las nuevas tecnologías de comunicación ejercen una fuerte influencia tanto a nivel social como personal y por supuesto que profesional. Estamos cambiando la manera de comunicarse, las relaciones, los hábitos de ocio y de consumo. Y lo cierto es que la gran mayoría de nosotros utilizamos alguna red social a diario. Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp…. Y la que nace hoy esta pasada de moda mañana y el año que viene otra vendrá a ocupar su lugar. Pero es innegable que están ahí y han llegado para quedarse.

Podríamos decir que las redes sociales a nivel profesional nos permiten una comunicación globalizada, multidisciplinar y por supuesto multidireccional. A ver quién da más!!!

Como profesionales sanitarios hemos de estar allí donde se encuentra la población en general y los pacientes en particular. O lo que es lo mismo hemos de estar allí donde se encuentran las PERSONAS. Hoy en día está más que demostrado que ellas están en redes sociales, es por eso que estoy absolutamente convencida que nosotros también hemos de estar ahí. Informando, formando y capacitando a las personas para cuidar su salud, utilizando todos los medios de los que disponemos. TODOS, y en ese todos están también las nuevas tecnologías y por qué no las redes sociales. Porque además, si no estamos nosotros con nuestra formación y nuestros conocimientos otros ocuparán ese lugar y quizá esos otros no tengan ni esa formación ni esos conocimientos.

A estas alturas no descubrimos nada nuevo cuando nos referimos al fin de ese modelo paternalista en el que era el médico y sus decisiones lo que primaba y ya todos somos conscientes de que nos enfrentamos ahora a un reto distinto, a un tipo de paciente diferente, hablamos ahora de pacientes empoderados, pacientes informados y formados para afrontar sus patologías desde otra perspectiva. No debemos olvidarnos de que un paciente informado, formado y activo va a ser un paciente mejor capacitado para manejar su estado de salud.

Los pacientes no sólo están presentes en las redes, sino que a veces, yo diría que nos llevan hasta ventaja y van por delante de nosotros en muchos aspectos. En la actualidad, los pacientes ya no son meros buscadores de información y han pasado a crear y compartir fácilmente sus propios contenidos por medio de blogs, vídeos, escuelas y asociaciones de pacientes en la red o simplemente con sus comentarios a través de las redes sociales. Se sirven de estas herramientas para describir sus experiencias, prestarse apoyo entre iguales y en definitiva para compartir las vivencias de su patología. En definitiva, nos encontramos con personas que se sienten responsables de su salud y de la toma de decisiones en lo que a ella respecta. Pero es indudable que para poder tomar decisiones es necesario estar previa y correctamente informado.

Y ahí es donde entramos nosotros y donde hemos de estar ocupando ese espacio: Ahí es donde toma sentido el #CUIDARCOMUNICANDO.

A mí no me cabe la menor duda de que Internet y las redes sociales ya han modificado y van a modificar aún más en el futuro la forma en que la gente se informa sobre salud y cómo se relacionan con los profesionales sanitarios, y creo que a través de ellas debemos tratar de llegar a:

  • Público general en cuanto a consejos de salud de cara a prevención y promoción.
  • Pacientes con problemas de salud específicos, para aportarles información y formación que les permita aumentar su capacidad de autocuidado.
  • Profesionales sanitarios, como una herramienta más para ofrecer a los pacientes links y guías de apoyo.

Tenemos a nuestro alcance una potente herramienta que nos permite a través de la comunicación contribuir al mantenimiento de la salud de los ciudadanos. Las redes sociales, entre otras cosas, nos permiten: 

  • Difundir noticias y eventos de interés general en materia de salud
  • Promover consejos de salud
  • Trabajar con las asociaciones y grupos organizados de pacientes
  • Fomentar comunicación con la ciudadanía
  • Recibir el feedback de pacientes y resto de la población

Desde siempre se han empleado medios de comunicación clásicos para trasmitir mensajes sobre salud a la población, desde las cuñas publicitarias en los medios de comunicación como radio y televisión hasta los típicos carteles y vallas publicitarias que podemos encontrarnos en marquesinas, autobuses o edificios públicos. CapturaQuién no recuerda el «póntelo pónselo» o el «si bebes no conduzcas». Estos medios han resultado útiles y siguen siéndolo a día de hoy, pero no podemos negar que con la entrada en escena de las nuevas tecnologías de comunicación y las redes sociales se abre un amplio abanico de oportunidades que evitan las limitaciones que los medios tradicionales presentan. Por ejemplo, hasta ahora cualquiera de nosotros que quisiera hacer llegar un mensaje a la población necesitaba tener un soporte detrás (administración pública, organismo oficial, presupuesto económico…)  Hoy en día cualquiera de nosotros con acceso a las nuevas tecnologías de la información e internet puede ser creador de contenido y comunicador porque ahora el soporte está ahí al alcance de todos, como una herramienta más y a través de la red por medio de

  • Webs especializadas
  • Blogs
  • Videoblogs
  • Canales de YouTube
  • Divulgación en las redes sociales

Un folleto de promoción de salud lo leen unas cuantas personas en un momento determinado, una página web, un blog o un vídeo de YouTube sobre un problema de salud, lo pueden ver millones de personas en cualquier momento y en cualquier lugar, sin límite de tiempo ni espacio y sigue accesible, no se rompe, no se pierde y además de todo ello puede actualizarse.

Ahora bien, estar en una red social como profesional sanitario va más allá de abrirse un perfil en cualquiera de ellas y «venga a funcionar»!!! Por el contrario me gustaría hacer hincapié en que hay que hacer un uso correcto y responsable de las mismas y sobre todo dedicarles tiempo. Actuando con profesionalidad y coherencia. Aplicando nuestros principios de beneficencia y no maleficencia y por supuesto respetando siempre la Legalidad Vigente.

En mi opinión esto va más allá del nº de seguidores, los likes o el postureo. Tenemos en las redes sociales una poderosa herramienta que nos puede ayudar a ser mejores profesionales… pero eso, una herramienta más como otra de las muchas que manejamos para cuidar a nuestros pacientes cada día. Y por supuesto que tenemos que aprender a manejarla, cometer errores, filtrar, quedarnos con lo bueno y tratar de mejorar aquello que no lo sea tanto.

Las redes sociales están aquí y han llegado para quedarse. Nosotros como profesionales sanitarios, como enfermeras, hemos de estar allí donde está el paciente en particular y la población en general. Está claro que ellos están en redes y comunidades virtuales donde buscan información sobre salud, se comunican y se relacionan. De nosotros depende si queremos acompañarles en este viaje de manera obligada porque las circunstancias así lo requieren o si, por el contrario; decidimos hacerlo por voluntad propia, con una formación adecuada y con la profesionalidad que nos caracteriza.

Puede que aún haya parte del colectivo profesional y representantes de instituciones sanitarias que se mantenga en el convencimiento de que las redes sociales no son de utilidad profesional y que sólo sirven para perder el tiempo. Sin embargo, los avances siguen su curso y si queremos avanzar, contribuir y participar en la mejora del sistema sanitario hemos de considerar las redes sociales como una importante herramienta más de nuestro trabajo diario. Es imprescindible la formación en competencias digitales y como no en el manejo de redes sociales porque la realidad es que el sistema sanitario y la sociedad empiezan a demandar profesionales que aún ni existen.

Hablamos de futuro, pero la realidad es que no es el futuro sino el presente. Estamos inmersos en un mundo donde las nuevas tecnologías de la información y comunicación están modificando ámbitos de nuestra vida social, personal y profesional de una manera irreversible. Es un cambio de paradigma en el que tanto los pacientes como los profesionales hemos de tomar partido y empoderarnos en el uso de esta importante y útil herramienta. Ser conscientes de la necesidad de nuestra presencia en las redes sociales, porque si no estamos nosotros ocupando el lugar que nos corresponde, otros lo harán. Tenemos a nuestro alcance una poderosa herramienta que nos puede ayudar a realizar mejor nuestro trabajo, a cuidar más, mejor y a más personas. Una herramienta que nos permite y ayuda a evolucionar y hacer las cosas de una forma diferente.

Yo estoy convencida de que siempre hay otra forma de hacer las cosas y si hay otra forma, entonces seguro que se pueden hacer aún mejor. Sé que no es fácil y que nos asustan los cambios, pero a veces asusta mucho más quedarnos igual. Por qué no ser de vez en cuando “la oveja negra” del grupo y proponer cambios para mejorar?? Claro que requiere esfuerzo, trabajo y tesón y claro que a veces los resultados no son los que esperamos, que no nos sentimos apoyados, reconocidos o valorados, y todo esto nos lleva a desanimarnos. Pero al final únicamente se trata de:

«Hacer las cosas lo mejor que podemos, con lo que tenemos y allí donde estemos»

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instagram-1889117_1920Según algunos analistas, se calcula que Instagram superará las 2.000 millones de cuentas activas en los próximos cinco años. No cabe duda que es una plataforma en auge que suma nuevos usuarios más rápido que cualquier otra red social.

Instagram ya no es esa mera aplicación que permitía compartir fotografías incluyendo filtros con los que transformar las imágenes y que en sus inicios ni siquiera había lugar para los vídeos. Desde que fue adquirida por Facebook se han ido introduciendo determinadas características técnicas que han conseguido posicionarla como la red en la que mostrar con imágenes la vida de su creciente número de usuarios.

A día de hoy Instagram permite publicar fotografías, series de fotografías y vídeos, con comentarios de las personas que nos siguen, y también recibir los “like” o “me gusta” con un icono en forma de corazón. Por otra parte también ha incorporado un espacio muy similar al que ofrece la red Snapchat, basado en publicaciones efímeras. Esta función, denominada “Stories” o “Instastories”, ha sido complementada recientemente con IGTV, un canal de vídeo en el que las imágenes, de hasta 10 minutos, pueden mantenerse indefinidamente. Hace pocos días se anunció también la posibilidad de usar el sistema para hacer video llamadas de hasta cuatro intervinientes.

Instagram está presente en muchos ámbitos, como los de la moda, los viajes o las tendencias. En mi opinión, a veces no deja de ser un mero «postureo», en el que cada cual muestra una imagen excesivamente feliz y optimista bastante alejada de la realidad. Al fin y al cabo a quién le gusta ir aireando por ahí sus miserias… Pero lo cierto es que esta red social se ha convertido en uno de los elementos culturales más relevantes del ámbito digital.

En el ámbito sanitario y sobre todo en enfermería se está convirtiendo en una importante herramienta de comunicación para seguir aprendiendo, compartir y dar visibilidad a la profesión. Prueba de ello son cuentas como las de enfermero_de_urgencias, enfermiriam12.5 o perdidue, por nombrar sólo alguna de ellas.

Pero… ¿Y los pacientes? ¿Dónde están ellos? 

Pues sí,  los pacientes, al igual que otras redes sociales, también usan Instagram para mostrar cómo viven y afrontan su enfermedad. Su objetivo es dar repercusión a lo que les ocurre, compartir sus propias vivencias y todo aquello a lo que se enfrentan en su día a día. Sin olvidar lo importante que puede ser el apoyo entre iguales para otros pacientes que están pasando por procesos parecidos.

En un mundo donde lo que prima es el «postureo», nos encontramos con cuentas como las de unamamaconcrohn o elmotivodeanto con fotografías de personas que son un auténtico ejemplo de lucha y ánimo a pesar de padecer una determinada enfermedad, y nos muestran su realidad sin filtros.

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Más allá de la consulta del médico los pacientes tienen mucho que decir y nosotros, como profesionales sanitarios, mucho que aprender. En un mundo en el que se nos llena la boca de hablar de nuevas tecnologías, e-salud, big datablockchain… y demás terminología que se nos escapa, deberíamos aprovechar todo esto para saber si lo que les estamos ofreciendo es lo que ellos nos están demandando. El sistema sanitario, las organizaciones, las empresas tecnológicas, farmacéuticas, y por supuesto los profesionales deberíamos dejar de mirar tanto nuestro ombligo y empezar a mostrar un poco más de interés en la voz del paciente y lo que ellos verdaderamente necesitan.

 

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MIByFcou_400x400Lunes a media mañana y mi móvil está que arde con la nueva campaña reivindicativa iniciada por el Sindicato de Enfermería (SATSE) de Madrid.

  • «Que si has hecho merchandising y no me has regalado ni una chapa»
  • «Que si te están copiando»
  • «Que si te han robado el nombre»
  • «Que si cuando me han dado la chapita he pensado que era cosa tuya»
  • Etc… etc… etc…

Ante el revuelo ocasionado entre las personas que me conocen y mi círculo más cercano, me gustaría aclarar que no estoy ni delante, ni detrás de esta campaña. Considero y quiero suponer que el hecho de vincular la misma al término «oveja negra» ha sido fruto de la casualidad por parte de SATSE y que no responde a ningún otro tipo de intereses.  Independientemente de que pueda estar o no de acuerdo con lo que se reivindica en la misma, a lo largo de mi trayectoria en redes sociales, en ningún momento esta ha sido mi manera de proceder y ni mucho menos se corresponde con mi actitud y criterio a seguir desde mis comienzos en Twitter, hace ya algunos años.

Como enfermera siempre he estado, estoy y estaré a favor del uso de las nuevas tecnologías desde un punto de vista profesional. Considero que las redes sociales son una poderosa y útil herramienta que, bien utilizada, puede ser de gran utilidad en el desempeño de nuestra profesión. Como profesionales de la enfermería hemos de estar presentes en estas comunidades aportando nuestros conocimientos, nuestras competencias y dando una visibilidad de calidad a la profesión. Eso y nada más es lo que he intentado hacer con mi participación en redes sociales: aportar y nutrirme de las aportaciones de todos mis compañeros y cualquiera de vosotros que haya echado un vistazo a mi perfil, sabrá que no hay nada más detrás del mismo.

Soy ENFERMERA, no soy experta en social media, ni en marketing digital y ni mucho menos soy «influenzer» o «tuitstar». Soy enfermera, es lo que siempre he querido ser y lo que con mucho esfuerzo y dedicación he llegado a ser. Mi meta es dar lo mejor de mí misma cada día en el trabajo y procurar mejorar sin descanso en beneficio del paciente. En mi caso ser «la oveja negra» no está relacionado con tendencias políticas ni con la parte negativa que se pueda asociar a nuestra profesión, sino todo lo contrario. En su día elegí este nombre por lo que implica ser especial, marcar la diferencia, hacer las cosas de otra forma… y a día de hoy yo no reniego de ser la oveja negra y espero seguir siéndolo y compartiendo este espacio con todos vosotros durante mucho tiempo. Porque #marcarladiferencia es de guapas, de ovejas negras y de enfermeras… Ahhh y por no tener no tengo ni merchandising!!!

 

 

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El secreto está en las ganas... (1)El diccionario Webster (Merrill E. Douglas, Donna N. Douglas, 1997) define un equipo como “un grupo que trabaja en común”, más profundamente es “un conjunto de personas que deben confiar en la colaboración colectiva para que cada miembro experimente el mayor éxito y logre más ampliamente sus objetivos”.

No descubro nada nuevo si digo que el trabajo en equipo favorece la organización, la innovación, la satisfacción, la calidad y la excelencia en el desarrollo de nuestra profesión. En mi opinión, el trabajo en equipo no es simplemente la suma de las diferentes aportaciones individuales y va mucho más allá de esto.

La «comunicación» es la base del trabajo en equipo y es imposible obtener unos resultados satisfactorios si esta falla. Una comunicación abierta entre todos los miembros del equipo es esencial a la hora de coordinar las diferentes actuaciones individuales. Cuántos problemas y situaciones desagradables se resolverían con un diálogo abierto y directo entre todas las partes implicadas. Esto que debería ser una realidad en nuestro entorno de trabajo cotidiano, en la práctica diaria parece que es muy difícil de conseguir.

Otro pilar para mi muy importante es la «confianza». Todos y cada uno de los miembros del equipo han de poder confiar en el buen hacer de sus compañeros y han de anteponer el éxito del equipo por encima del lucimiento personal e individual de cada uno. Esto es, como se dice en mi pueblo, lo que viene siendo «remar a favor de obra».

Nada de todo esto tiene sentido ni sirve de nada cuando falla algo tan fundamental como el «respeto». Como profesionales, todos y cada uno de nosotros, meremos TODO el respeto tanto por parte de nuestros superiores como por el de los propios compañeros, independientemente del lugar que ocupemos en el equipo de trabajo.

Mi experiencia personal me ha demostrado que cuando te sientes a gusto con tu trabajo y en un equipo  en el que te sientes plenamente integrada, acogida y respetada; tu propia satisfacción laboral hace que el paciente se sienta a su vez mucho más satisfecho con el cuidado y con el trato recibido.

Si a pesar de todo no tienes la suerte de sentir que formas parte de un gran equipo y piensas que nunca es suficiente lo que haces para integrarte, mi consejo es: «Sonríe siempre», lo sé, a veces no es fácil ni tenemos motivos y ganas de sonreírle a nadie, pero hay una maravillosa razón para seguir haciéndolo y es que «las sonrisas no se gastan».

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CapturaLos profesionales sanitarios cada día estamos más presentes en el mundo de las redes sociales y las aplicaciones móviles con el objetivo de conectar más y mejor con pacientes y expertos. Yo me decidí a estar presente en Twitter como profesional del la enfermería porque es una red social con millones de usuarios, completamente abierta y que me permite relacionarme con quien quiera. Así mismo, cualquier persona que lo desee puede relacionarse conmigo. A mi personalmente Twitter me permite, me ayuda y en ocasiones, me atrevería a decir, que hasta me obliga a estar al día sobre todo lo que ocurre en  mi entorno profesional.

Cuando yo me decidí a estar presente en Twitter como enfermera, una de mis principales inquietudes era como iba a afectar esto a mi vida profesional. ¿Dónde empieza y dónde acaba mi jornada laboral? ¿Puedo twitear lo que me dé la gana? ¿Vale todo? ¿Qué responsabilidades estoy adquiriendo y dónde pongo los límites?

Desde mis inicios en Twitter he tenido siempre muy presente que, el mismo código ético y moral que me acompaña día a día a lo largo de mi jornada laboral, para mi es de obligado cumplimiento en todo lo que yo haga a través de esta red social. La línea que marca los límites entre lo que se puede o se debe hacer y lo que no se puede o no se debe hacer, es muy difícil de trazar y, precisamente por ese motivo también es muy fácil, a veces, traspasar esa línea. Un tweet desafortunado en el momento más inoportuno puede resultar perjudicial no solo personalmente sino para el resto de la profesión en general.

Yo soy enfermera, no soy experta en redes sociales, ni en marketing digital, ni soy community manager, ni me dedico a gestionar TICs. Soy enfermera, es lo que siempre quise ser y lo que con mucho trabajo y esfuerzo he conseguido llegar a ser. Adoro mi profesión y mi meta es hacerlo mejor cada día y  si Twitter me ayuda en este sentido, bienvenido sea. Pero siempre sin olvidar las bases y fundamentos de mi profesión, que es CUIDAR y que están mucho más allá de los 140 caracteres.

Vivimos tiempos de cambio. Estamos inmersos en plena era 2.0 y, sin duda, para afrontar estos cambios nos va a hacer falta implicación de todos (profesionales, usuarios, gestores sanitarios…). Nos va a hacer falta formación, filtrar para quedarnos con lo bueno y tratar de mejorar aquello que no lo sea tanto. Todo esto no se trata sólo de tener el mejor blog con millones de visitas o de ser una estrella de las redes sociales con «tropecientos» seguidores. Se trata de aprovecharnos de la comunicación multidireccional que nos facilitan las nuevas tecnologías para, entre todos, conseguir ofrecer una asistencia sanitaria de calidad utilizando todos los medios de los que disponemos.

Sin lugar a dudas, las redes sociales contribuyen y ayudan a dar visibilidad a nuestra profesión, a lo qué somos, a lo qué hacemos y cómo lo hacemos; en definitiva, a lo que significa ser ENFERMERA. Pero no nos olvidemos de que esa visibilidad va a depender de nosotros mismos, de lo qué hagamos y de cómo lo hagamos. En este sentido, en mi opinión, no debemos olvidarnos de conceptos que quizá para algunos, resulten un tanto arcaicos o pasados de moda pero que siguen siendo de obligado cumplimiento en nuestro día a día. Conceptos como ejemplaridad, honestidad, rigor, ética, sentido común… En definitiva valores que identifican y acompañan a nuestra profesión desde sus inicios, que han sido su esencia y que son los que la sitúan donde está hoy en día y, que por supuesto es mucho más allá de los 140 caracteres.

Si hay algo que yo puedo asegurar es que «en mi día a día en una jornada laboral cualquiera, los 140 caracteres se quedan en algo anecdótico comparados con la grandeza de nuestra profesión».

 

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images12 De Mayo… Chic@s hoy es nuestro día y vaya por delante mi felicitación porque tenemos el mejor trabajo del «mundo mundial». En Julio cumpliré mi primer año como enfermera y aún me parece mentira que hacer cada día algo que me gusta tanto, sea ir a trabajar.

Personalmente viví mis años de carrera con una gran ilusión, deseaba terminar cuanto antes para poder empezar a ejercer y poner en práctica todo lo aprendido y para lo que me había preparado. Cuando empecé a trabajar fui consciente de que las cosas no son siempre como en los libros y, sobre todo, me di cuenta de la gran responsabilidad que conlleva esta profesión. A día de hoy, la mayoría de los días salgo de mi turno con la sensación de que podría haber hecho algo más y de que aún tengo taaaaanto por aprender.

Soy consciente que no corren los mejores tiempos: recortes en sanidad, polémicas con la prescripción enfermera, compañeros que tienen que irse fuera a trabajar, un 60% de los españoles que no sabe lo que hacemos en nuestra profesión, etc, etc, etc… A pesar de todo, hemos de seguir sintiéndonos orgullosos de nuestra profesión, de ser enfermeras y enfermeros. Y así tiene que ser, porque motivos nos sobran. Esta profesión proporciona muchas satisfacciones, y nos plantea nuevos retos a diario, es por eso que no podemos rendirnos ni perder la pasión por el trabajo bien hecho.

“Los enfermeros alientan, cuidan y protegen; son personas con preparación para atender a los enfermos, los lesionados y los ancianos.” (Nursing in Today’s World—Challenges, Issues, and Trends) Si tuviera que volver a elegir una profesión elegiría ser enfermera.

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